Para que entiendas sobre qué quiero hablarte hoy, voy a contarte una historia.
Me llaman de una asociación con la que colaboro. Necesitan la evaluación de un perro pequeño al cual su familia no quiere porque es muy agresivo, y lo han cedido a la asociación.
Un perro agresivo no puede darse en adopción sin ser tratado previamente por un profesional.
Y el adoptante debe conocer todas las características del animal adoptado, todos los que trabajamos en esto deseamos que una adopción sea un éxito. En todos los casos.
Bien, Mico está solo en un cuarto. Me ladra al abrir la puerta, y se echa hacia atrás. Entro y cierro la puerta.
Me agacho y le echo al suelo unos trocitos de salchicha, cubriendo la zona entre él y yo. Procuro no mirarlo directamente, sólo me agacho y permanezco inmóvil mientras él decide si coger las salchichas o no. Sigue ladrándome.
Huele el trozo más cercano de salchicha y decide comérselo. Pero aún me ladra un poco. Parece que lo de la salchicha le ha gustado, sigue comiendo y comiendo hasta llegar a mí. Ya no me ladra.
Le hablo suavemente: ¿Qué tal, Mico? Encantada de conocerte. ¿Quieres más? Mico se sube a dos patas a mi pierna y coge alegre unos trozos de mi mano.
Ahora que nos conocemos, sujeto su correa, que tenía puesta por seguridad, y salimos del cuarto. Vamos a la calle.
En el momento en que salimos, Mico es un perro cariñoso, sube a mis piernas buscando caricias, no para de mover su rabito y parece feliz.
Claro que Mico tiene problemas para relacionarse en muchas situaciones. De hecho, se pone tan nervioso cuando quiere saludar a alguien que se enfada y se da la vuelta gruñendo.
Todos los días al entrar en su cuarto me ladra y me gruñe de forma histérica. Entiendo que a muchos los asuste y los eche hacia atrás.
Pero Mico NO es un perro agresivo. Si lo fuera, yo ya habria perdido un dedo o tendría unos bonitos agujeros en la mano o en la pierna.
Mico me avisa de que está nervioso y la situación le supera muy claramente: me ladra, me gruñe. Pero se da la vuelta y muerde su cama de una forma exagerada, para que yo vea que me lo está explicando. A gritos.
Pues Mico, un perro de raza pequeña que fue un regalo de comunión para una niña por parte de su padre pero sin el acuerdo de la madre (que no quería perros, pero como era la comunión, pues pensó que el perro no sería del todo un perro), intentó un día decirle a su «familia» que no estaba a gusto con alguna situación que estaba viviendo.
Su familia no entendió el mensaje, se asustó y lo sacó al patio «por si mordía». Así que Mico intentó enviar este mensaje cada vez más alto: como estaba más horas solo, cada vez se comunicaba peor.
Finalmente Mico acabó durante meses encerrado en un lavadero porque su «familia» pensaba que lo que Mico pretendía era morderles, y Mico se ha vuelto un perro incapaz socialmente.
A Mico le falta un largo camino para aprender a comunicarse de manera tranquila y eficaz. Ha pasado tanto tiempo aislado que no sabe si es un perro o un calcetín sucio. No se relaciona con otros perros, no sabe olfatear, no sabe jugar. Pero disfruta del cariño. Y NO es agresivo.
Aprender a escuchar
Los perros saben comunicarse con su entorno en modo perruno.
A través de sus experiencias con los humanos, los perros aprenden también a modificar algunas de sus expresiones para hacerse entender mejor.
Y sin embargo en muchas ocasiones, nosotros como humanos no le prestamos atención a las señales que ellos nos emiten.
Pero para que la convivencia con ellos sea fluida y feliz, tenemos que escuchar a nuestros perros, observarlos, y aprender su lenguaje, para que no se den situaciones como la triste experiencia de Mico.
En muchos casos los perros hacen saber a sus dueños de muchas formas diferentes que algo les molesta, o que una situación le desborda emocionalmente y no sabe afrontarla, pero no son escuchados.
Sin llegar a extremos, tu perro a lo largo del día te habla para comunicarse contigo de muchas formas, sólo necesitas observarlo para entenderlo.
Si tu perro siente que la comunicación no es eficaz, no es entendida, o no es escuchada, sí puede probar formas distintas para hacerse entender. En casos extremos, puede desembocar en agresividad.
¿Y si mi perro me saca los dientes?
Si tu perro te gruñe o te saca los dientes, párate y piensa. Analiza qué puede haber provocado ese comportamiento.
Siempre que tu perro te advierta, a ti o a otra persona o animal, que una situación no le agrada, escúchalo.
Esto no quiere decir que tu perro sea agresivo, quiere decir que te está comunicando su desagrado, sea por miedo, incomodidad, dolor o cualquier otra causa.
Puede que le duela algo, hay veces que un perro tiene alguna molestia física de la que no nos hemos dado cuenta, y sin querer le tocamos en la zona que le duele, o le hacemos moverse de una forma que le resulta dolorosa. En ese caso, si sospechas que puede tener alguna dolencia, acude cuanto antes a un veterinario.
Puede que hayas sobrepasado sus límites. Todos los perros no tienen por qué aguantarlo todo. Respeta su espacio, observa en qué momento se produce tensión, y avanza con él más lentamente.
Puede que la persona o animal que se le ha acercado le haya transmitido incomodidad de algún tipo. Aléjalo de la situación.
Una gran parte de los casos de agresión por parte de un perro se deben al miedo: miedo a lo desconocido, al dolor, a ser agredidos. Y los miedos pueden superarse paso a paso con el apoyo de tus seres queridos y ayuda profesional.
¿Debo reñirle por gruñir?
NO. Nunca regañes a tu perro por expresarse. Es el primer paso hacia la agresión.
Si tu perro no siente que sus señales son escuchadas, puede que la próxima vez no intente advertirte primero.
Recuerda el refrán «Perro ladrador, poco mordedor». Si tu perro prefiere gruñir, sacar los dientes o ladrar a morder, no le regañes por eso, ya que está comportándose de manera correcta: está avisando antes de actuar.
Si dudas ante su comportamiento o no entiendes a qué responden dichas señales, consulta con un profesional en comportamiento canino: la mayoría de problemas se pueden resolver de forma eficaz mediante la comprensión y la paciencia.
Ten en cuenta siempre el contexto en el que se producen esas señales. Hay perros que son muy expresivos por ejemplo en el juego, y gruñen, sacan los dientes, etc. Y en ningún caso están expresando enfado, son así de teatreros en el juego. Hay perros que gruñen cuando están felices. Aprende a escuchar lo que quiere decirte.
No intentes métodos «extraordinarios» de showmans televisivos en plan dominación de macho alfa. Puedes empeorar su comportamiento y acabar además con algún agujero de regalo.
Recuerda que cada perro es un mundo, tiene una personalidad distinta, unas vivencias diferentes, y una forma de afrontarlas diversas. No existe el modelo ideal de perro perfecto.
Pero se puede trabajar sobre ello, siempre desde el respeto y la comprensión mutuas.
Sobre todo, no etiquetes a tu perro de agresivo a la ligera, y cortes la comunicación entre ambos. Que no tenga que haber más Micos en el mundo.
¿Cómo puedes ayudarle?
En primer lugar, está atento a las señales que emite tu perro para conocer qué situaciones provocan ese subidón.
El momento en que se «enfada» y saca los dientes, gruñe o ladra suele ir precedido de otras señales más sutiles: se para quieto con la mirada fija, se eriza el lomo, se dilatan las pupilas…
Cuanto más y mejor conozcas a tu perro y qué es lo que le incomoda, más fácil será ayudarlo a superarlo.
Procura no llegar a enfrentarlo a dichas situaciones, si tu perro por ejemplo se pone muy nervioso y enfadado cuando se encuentra en el parque con el vecino Toby, cambia las horas de salir para no cruzarte con él, busca otra zona en la que no tenga que verlo.
Siempre es mejor reducir las situaciones en las que su respuesta es de enfado, a tener que luchar con él en mitad de un momento de tensión.
No te pongas nervioso, no le pegues, no le riñas, no le grites. Sólo conseguirás aumentar su tensión. Sólo aléjalo (o aléjate), y deja que se calme.
Consulta a un profesional en comportamiento canino. Afortunadamente, en la ciencia de la educación canina se ha avanzado mucho y existen protocolos de trabajo para aprender a afrontar miedo, inseguridad y reducción de estrés que pueden ayudaros mucho.
Perros diversos
No. Todos los perros no son como los de los anuncios de Affinity.
Y no me refiero al físico.
Claro que se pueden trabajar con un perro sus miedos y sus inseguridades. Y mejorar mucho.
Claro que se puede adoptar un perro sea cual sea su vida pasada y ser muy felices juntos todo el resto de sus días.
Pero no te engañes. Todos los perros no son modelos de comportamiento y estabilidad. Como no todas las personas.
Y también es sano aceptarlo. Y no es un problema, siempre y cuando afecte lo menos posible al bienestar de ambos.
Tuve hace un tiempo en acogida un Foxterrier. Un perro recogido de la calle en la que tuvo que pasar grandes penurias, incluso perdió una pata delantera no quiero especular sobre el cómo porque me produce mucha tristeza.
Cuando llegó a casa era totalmente salvaje: se subía a las mesas a comer de los platos, se hacía caca en los sitios más insospechados…y no se le podía ni tocar. Nada de tocar. Si lo miraba fijamente, ya me gruñía.
Pues en poco tiempo se convirtió en un perro alegre y juguetón, dejó de subirse a la mesa y se sentaba pacientemente junto a nosotros, y le encantaba el contacto y las caricias. Sabía sentarse, tumbarse, saltar y pasear con correa. Nunca tuvo un problema con otro perro.
Pero él NUNCA permitió que lo tocase un extraño. No se avanzó hacia nadie, podía permanecer junto a cualquiera SIN TOCAR. Eso sí, si la mano avanzaba hacia su cabeza, su boca iba hacia mano. Seguro.
Vive felizmente adoptado. No ha tenido ningún problema de convivencia con nadie, y lleva una vida normal. Adora a su familia y su familia lo adora. No tiene por qué aceptar que un extraño le toque. Él decide quién forma parte de su círculo de amigos y con quién quiere tener contacto. Y se puede respetar su decisión.
Si yo fuera por la calle y una persona a la que no conozco me acaricia la cara y el cuello, puede que también se llevara un buen sopapo. O un buen grito. ¿O no?
A veces tenemos que replantearnos el modelo que nos venden de perros perfectos que aguantan todo de todos, y aceptar que el mundo no está lleno de individuos perfectos con comportamientos perfectos.
Y ser felices con tener perfecto nuestro pequeño y propio mundo para nosotros y los nuestros.
¿Tu perro tiene miedo de algo? ¿Cómo te lo hace saber? ¿Cuántas expresiones distintas reconoces en tu perro?
PD: Mico busca una familia que quiera ayudarlo en el proceso para aprender a relacionarse de nuevo, y ser felices juntos el resto de su vida. Tiene mucho amor para dar que nunca ha sido escuchado. Si crees que esa familia eres tú, no lo dudes. Ponte en contacto con El Amparo del Sur o conmigo misma, y estaremos encantados de presentaros.
2 comentarios en «¿Es mi perro agresivo?»
Hola buenos días te quiero preguntar mi perro tiene 2 años juega mucho con mi esposo pero aveces le gruñe
Una vez el lo maltrato por esto pero después siguieron como si nada pero aveces el lo carga y el le gruñe cuando eso pasa el lo ignora y la verdad eso me incomoda que debo hacer para que ellos se lleven bien o que espacio debe de mi esposo respetar por que mi perro es muy cariñoso y obediente
Hola Yuli. En primer lugar, gracias por dejar tu pregunta.
Que tu perro gruña durante el juego es normal, puede que sea parte del juego. Tendría que ver el juego entre ambos para poder valorarlo.
Si gruñe cuando lo coge en brazos es porque esto le incomoda o le asusta.
Te aconsejo que lo haga lo imprescindible, es bueno respetar el espacio del perro.
Para mejorar su relación puede practicar algunos comandos de obediencia como «sienta», «tumba» y te recomiendo que leas el post sobre el juego saludable para perros que tengo en el blog, para aprender a jugar de forma positiva con tu perro.
Prueba con esto, será más fácil que cambiar de esposo…jaja
Si quieres que te asesore en profundidad puedes escribir un correo y concertamos una cita on-line.
Un abrazo.